Buscando alternativas a la gasolina tradicional


Movilidad sostenible   25 abril, 2011

Cada vez son más los nuevos combustibles, más eficaces, más baratos y sobre todo más ecológicos. Desde hace algunos meses el coche eléctrico se ha convertido en la gran estrella de los vehículos ecológicos. Una importante campaña de promoción planteada desde el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio y quizás la falta de más información, han hecho que pensar en coche ecológico sea prácticamente equivalente a pensar en coche eléctrico.
 

Sin embargo, hasta el día de hoy el coche eléctrico no ha alcanzado el éxito que esperaba y si bien elGobierno esperaba que para finales de este año 2.000 coches eléctricos circularán por las carreteras españolas,sólo 676 lo están haciendo.

Es quizás este el momento, sin dejar de lado el coche eléctrico, cuyos beneficios son indiscutibles, de buscar nuevas alternativas igual o más eficientes e igual o más ecológicas. Uno de los tres requisitos con los que debe cumplir en vehículo para ser considerado ecológico es el de que sus emisiones sean inferiores a los 140 gr/km o que funcione con un biocombustible. Dos factores, que inevitablemente van uno de la mano del otro.

Se entiende por biocombustibles a aquellos combustibles de origen biológico que son obtenidos a partir de restos orgánicos, como el azúcar, el trigo o el maíz. Un ejemplo de éstos es el bioetanol, una alternativa que además de reducir la dependencia a los combustibles fósiles, es fácil de producir, incluso de almacenar y por supuesto, disminuye el impacto negativo al medio ambiente.

Sin embargo, y aunque su origen no es biológico, existe otro tipo de combustible, que por sus características podría resultar tan beneficioso y eficiente como cualquier biocombustibles; el gas licuado del petróleo (GLP) o autogas.

Trece millones de coches utilizan este combustible en todo el mundo y sólo en Europa circulan siete millones de ellos. Y no sólo en vehículos particulares, sino que además, en el viejo continente veinticinco ciudades hacen uso de él en más de 1.500 autobuses.

En nuestro país de momento ya se habla de hasta 3.000 coches que han cambiado la gasolina tradicional por el autogas y se espera que la cifra siga subiendo en los próximos años gracias a las nuevas normativas e incentivos económicos que empiezan a ofrecerse para fomentar su uso.

Pero, ¿qué es el autogas? Una combinación de un 60% de gas natural y un 40% del refino del petróleo y, según las cifras de la Asociación Española de Operadores de Gases Licuados de Petróleo (AOGLP), el combustible alternativo más utilizado alrededor del mundo.

Y está claro que si tiene tanto éxito por algo será. En primer lugar, se trata de una alternativa más ecológica, pues el hecho de que en su composición esté exento de elementos altamente nocivos como el azufre o el plomo, hacen que se reduzcan las emisiones de gases de infecto invernadero en un 15%. En segundo lugar, no sólo de menor contaminación ambiental hablamos, pues de acústica también, al reducir el ruido del motor hasta en un 50%.

En lo referente a reducir costes económicos, el autogas también ayuda a ello. Este combustible es un 50% más barato que la gasolina común y por cada cien kilómetros recorridos se puede rebajar el gasto entre un 30% y un 40%. Además, su combustión es mucho más limpia, no deja residuos y reduce las averías, evitando así, costes de mantenimiento, muy caros en la mayoría de las ocasiones.

Sin embargo, aún hay factores que deben mejorarse para que el uso de este combustible sea cien por cien eficaz, como por ejemplo el hecho de que la potencia de los motores se vea reducida al utilizarlo o la problemática que surge en algunos parkings donde está prohibido aparcar coches que utilicen autogas, por el peligro que supone una fuga de gas acumulada en el suelo.

De que el gas licuado del petróleo es una alternativa más ecológica y más barata largo plazo, que la gasolina tradicional ya no hay ninguna duda. Sin embargo, ante este tipo de sistemas eficientes nos encontramos con el problema del alto precio que la mayoría de las veces, tiene instalarlos.

Prácticamente en cualquier vehículo se puede implantar un depósito de autogas y viene preparado para realizar las modificaciones técnicas que son necesarias para que se ponga en funcionamiento. Pero realizar estos cambios puede llegar a suponer una suma de entre 1.800 y 2.000 euros.
Por ello, y como parte de su labor para fomentar el uso de sistemas más eficientes y limpios, el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE), a través de distintas líneas de financiación promovidas por las comunidades españolas, otorga subvenciones que pueden llegar a cubrir la inversión en su totalidad si se trata de un vehículo nuevo y hasta 450 euros en el caso de coches ya matriculados y en circulación.

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