Apple y la responsabilidad social corporativa
Ahorro para empresas 9 diciembre, 2010Hasta hace apenas tres años, Greenpeace, quizás la Organización No Gubernamental más importante del mundo en materia de ecología y respeto medioambiental, criticaba cada día la peligrosidad de los materiales con los que el gigante informático Apple fabricaba sus equipos. A sabiendas del movimiento ecologista cada vez más fuerte en el mundo entero, de la necesidad de respetar el medio ambiente y de la obligación de dar buen ejemplo a la sociedad, la empresa dirigida por el gran estratega Steve Jobs, decidió dar un giro a su política de Responsabilidad Social Corporativa.
A día de hoy, tal ha sido este giro, que Greenpeace ya ha nombrado a la compañía de la manzana como la más verde del mercado. Muchas son las medidas que Apple puso en marcha cuando comenzó este cambio, pero fue la eliminación de las sustancias peligrosas quizás la clave de este nuevo rumbo.
Arsénico, retardantes de llama bromados (BRF), mercurio, ftalatos y cloruros de polivinilo (PVC) son los productos con mayor presencia en los equipos fabricados por la compañía. Productos altamente contaminantes, que si bien no está legislado que deben ser eliminados del proceso de fabricación, Apple decidió retirar de motu propio.
Ya no queda ningún Mac, ni iPod, ni iPhone en los que se pueda encontrar BRF o PVC y además, en el sistema de retroiluminación de las pantallas de los MacBook, también se ha eliminado el mercurio y el vidrio utilizado no contiene arsénico.
Todo ello sumado al hecho de que tratándose de equipos de dimensiones cada vez más reducidas, se ha conseguido que su diseño no se base en cientos de piezas, sino en modelos Unibody; una sola pieza y además reciclable.
Como ejemplo, con el iMac de 20 pulgadas se ha conseguido reducir en un 55% el material utilizado para su fabricación, en comparación con su predecesor, que además era de 15 pulgadas. Una reducción que equivaldría al ahorro de 10.000 métricas, el equivalente a 7.200 coches Prius Toyota, por cada millón de iMac vendidos.
Y como consecuencia de esta reducción del tamaño de sus equipos; la reducción de los embalajes que los protegen. El embalaje del MacBook Pro de 13 pulgadas, por ejemplo, ahora es un 41% más pequeño que el que envolvía al de la generación anterior.
En total, una reducción de más de un 40% entre los años 2006 y 2009. Y como resultado, un 50% menos de cajas en cada contenedor aéreo; exactamente un vuelo 747 menos por cada 32.000 unidades enviadas.
Sin embargo, aún queda mucho por andar para mejorar en este aspecto, y mientras tanto, y conscientes de que hasta hace poco eran niños de países como China o India los encargados de manipular los materiales residuales y del daño que éstos les estaban haciendo, Apple ha puesto en marcha un importante programa de reciclaje.
Un programa que se ha extendido al 95% de los países en los que vende sus productos y que desde 1994 ya ha supuesto el desvío de 37,6 millones de kilos de equipos de los vertederos. Asimismo, en el año 2008, la compañía recicló 15 millones de kilos de deshechos electrónicos. Una cifra increíble, pues supone el 41,9% de la tasa de reciclaje del mundo y que se espera superar en 2010, alcanzando el 50% del total.
Tal y como explica Apple “existen tres maneras de reducir el consumo energético de un producto: utilizando fuentes de alimentación más eficiente, componentes que requieren menos energía y programas que gestionan el consumo energético”. La compañía, ha puesto en marcha las tres vías.
En primer lugar, los equipos ya cuentan con fuentes de alimentación capaces de reducir el consumo eléctrico necesario para ponerlos en funcionamiento. Asimismo, los Mac utilizan “componente de hardware de consumo eficiente que funcionan de manera estrecha con el sistema operativo para conservar la energía”.
Tal punto es la eficiencia energética que han alcanzado los equipos de Apple, que capaces de reducir la velocidad del procesador en el mínimo periodo de tiempo que se tarda entre darle a una tecla y a la siguiente.
Acciones todas ellas, que han llevado a Apple a conseguir el sello Energy Star que acredita que todos sus equipos cumplen con estrictos protocolos de eficiencia energética y de respeto medio ambiental.
Y como no se puede predicar sin dar ejemplo, Apple ha trasladado toda esta filosofía a sus oficinas y sus empleados. Todas las instalaciones de la empresa son iluminadas con bombillas de bajo consumo y cada estancia cuenta con sensores de movimiento que las encienden o apagan en función de si hay gente o no en ella. Un medida que ha supuesto ya un ahorro de más de dos millones de kilovatios.
Asimismo, las energías renovables han sido incorporadas a este proyecto, en estos momentos el complejo de Austin funciona por completo con este tipo de fuentes energéticas y el objetivo es que en poco tiempo las oficinas centrales de Cork (Irlanda) y Elk Grove (EEUU), lo hagan de la misma forma.
Por último, y para reducir las emisiones que los empleados generan al desplazarse hasta sus oficinas, en Estados Unidos ya disfrutan de incentivos por utilizar al transporte público y cuentan con la opción de utilizar los autobuses gratuitos propulsados con biodesel.
Era de esperar que una empresa con un logo tan natural, tuviese en cuenta que sin respeto medioambiental…no hay Apple de ningún tipo.