¿Es posible establecer un impuesto al sol? En España hubo un tiempo en que sí. Por suerte, esa normativa ya está derogada. Aunque todavía son muchos los que creen que sigue en vigor.

Como seguro que ya sabes, esta norma fue muy polémica en su momento. Y acabó por desincentivar el autoconsumo cuando, en realidad, con el autoconsumo energético todo son ventajas. 

¿Qué es el impuesto al sol?

Para entender qué es el impuesto al sol, partimos de la base de que esta es una denominación coloquial. Se empezó a utilizar para hacer referencia a una medida regulatoria que afectaba al autoconsumo de energía. El sobrenombre era, en cierta medida, despectivo, y se utilizaba para criticar un sistema que establecía una regulación y una carga fiscal que desincentivaba el desarrollo de la energía solar.

Aunque ha quedado grabado en nuestra memoria, lo cierto es que este impuesto solo estuvo en vigor durante tres años. De 2015 a 2018. Después, por suerte, desapareció totalmente.

Se cobraba a través de la factura eléctrica, teniendo en cuenta tanto la potencia como el consumo energético. Se calculaba sobre la diferencia que existía entre la energía generada a través de paneles solares y el excedente que se vertía a la red eléctrica convencional.

Impuesto al sol, quién lo puso y por qué

En 2015, estando el Partido Popular en el Gobierno, se aprobó el Real Decreto 900/2015, de 9 de octubre. Un proyecto que salió del ministerio que dirigía en aquel momento José Manuel Soria, y que buscaba regular las condiciones administrativas, técnicas y económicas que afectaban a las instalaciones de autoconsumo energético.

Su vigencia supuso el cobro de una tasa sobre la energía generada a través del uso de instalaciones de autoconsumo. Dicho de otra manera para que lo entiendas todavía mejor, suponía pagar por autoconsumir. De forma que, si tenías placas solares en casa, tenías que pagar por ello. Es algo así como si vinieran a cobrarte porque consumes los pimientos que has cultivado en tu huerto.

¿Qué justificaba este cobro? Según el Ejecutivo, lo que se buscaba era establecer un sistema más justo. De modo que los usuarios de energías renovables pagaran un peaje que se destinaba al mantenimiento de la red eléctrica.

A efectos prácticos, el cargo transitorio por energía autoconsumida (este era el verdadero nombre del "impuesto al sol"), no llegó a recaudar apenas nada. Porque quienes consumían hasta 10 kW de potencia estaban exentos, y resulta que este es el consumo que realizan la mayor parte de los hogares.

¿A quién afectaba el impuesto al sol?

Como hemos dicho antes, el impuesto gravaba todo tipo de autoconsumo energético. Todas las instalaciones de autoconsumo que estaban conectadas a la red eléctrica tenían que pagar un recargo por ello. 

Sin embargo, había unas excepciones:

• Instalaciones con una potencia inferior a los 10 kW. 
• Instalaciones aisladas de la red eléctrica.
• Consumidores de Ceuta, Melilla y Canarias.
• Instalaciones de cogeneración y frenado de trenes.

Estas excepciones eran lo suficientemente amplias como para que, finalmente, fueran muy pocos los que acabaron pagando esta tasa.

¿Cuándo se derogó el impuesto al sol?

En el impuesto al sol la derogación no tardó mucho en llegar. Con la llegada al Gobierno del PSOE, en el año 2018, se dictó un Real Decreto-Ley que dejaba sin vigor la medida adoptada por el anterior Ejecutivo.

Se emprendió entonces un giro hacia una política energética que intenta potenciar la presencia de las energías renovables y el autoconsumo. Siguiendo así las directrices que vienen marcadas desde la Unión Europea.

¿Por qué se derogó el impuesto al sol?

Cuando decides pasarte al autoconsumo fotovoltaico, lo haces teniendo en mente dos cosas: tu contribución a la mejora del medio ambiente, y la rentabilidad, es decir, el ahorro que vas a conseguir en tu factura eléctrica. 

Al gravar el uso de placas solares y otras formas de autoconsumo, lo que consiguió el impuesto al sol fue desincentivar la instalación de este tipo de sistemas. Provocando con ello que España se retrasara en el cumplimiento de sus objetivos de sostenibilidad y eficiencia energética.

Porque la norma no solo establecía un impuesto, sino que eliminó cualquier tipo de compensación al generador por la energía sobrante vertida en la red convencional. De forma que había poco o ningún incentivo para invertir en la instalación de placas solares a nivel doméstico.

Puede que no lo recuerdes, pero en aquel momento hubo muchos bulos al respecto. Incluso se hablaba de que se iba a multar a quienes no tuvieran bien conectados sus paneles solares. Esto nunca fue cierto, pero contribuyó a generar una leyenda negra en torno al impuesto al sol, que durante años hizo que muchas personas no tuvieran ningún interés en el autoconsumo energético. Porque veían en él algo con más inconvenientes que ventajas.

¿Qué pasó tras la derogación del impuesto al sol?

Su primer efecto fue que quienes estaban sujetos a este gravamen dejaron de estarlo. Pero el efecto más beneficioso fue que se empezaron a aprobar medidas para fomentar el autoconsumo, por ejemplo, simplificando los trámites burocráticos para legalizar las instalaciones de placas solares.

Desde 2019, es posible legalizar la instalación en apenas una semana, de forma que puede estar operativa lo antes posible y comenzar su período de amortización.

Tras la abolición del impuesto al sol, la Fundación de Energías Renovables (FER) presentó una serie de propuestas para hacer una transición hacia el autoconsumo. Entre ellas estaban:

• Que la energía fotovoltaica se convierta en uno de los pilares de la demanda energética. 
• Crear un marco regulatorio abierto y sin limitaciones para las instalaciones dedicadas al autoconsumo.
• Permitir que el consumidor se convierta en generador de energía. De manera que pueda comprar, generar, almacenar y vender.

Estas propuestas fueron tenidas en cuenta, y han servido como base para desarrollar nuevas medidas de impulso del autoconsumo eléctrico.  Como, la aprobación del autoconsumo colectivo o la eliminación de la necesidad de que las instalaciones de potencia inferior a los 10 kW tengan que pedir permisos a la compañía eléctrica.

¿Cómo está la situación ahora?

Seis años después de que le dijéramos adiós al impuesto al sol, solo hace falta que te des un paseo por cualquier barrio para que notes el cambio.

Las azoteas de los edificios y los tejados de las viviendas unifamiliares se están llenando de placas solares. La subida del precio de la energía, y la simplificación de los trámites para instalar sistemas de autoconsumo fotovoltaico, han supuesto el mejor impulso posible para el desarrollo de la energía solar.

España es uno de los países de Europa que más horas de luz recibe cada año, y esta es una condición excepcional que no deberíamos desaprovechar. 

Además, también se han adoptado medidas proactivas como la puesta en marcha de ayudas y subvenciones para la instalación de placas solares. 

La retirada del impuesto, el abaratamiento de los materiales y las instalaciones, y las ayudas directas, están consiguiendo que cada vez más hogares se pasen al autoconsumo eléctrico. Consiguiendo ahorros de hasta el 70% en su factura eléctrica, lo que permite amortizar las instalaciones en un plazo de cinco a 11 años, cuando antes se tardaba de media unos 25 o 30 años.

El impuesto al sol ha quedado grabado en nuestra memoria, y nos ha servido de lección para saber qué es lo que funciona y lo que no cuando se trata de alcanzar la sostenibilidad energética. ¿Quieres sumarte a la energía solar? En Naturgy estamos a tu disposición para ayudarte con la instalación de placas solares.