Bombillas   Electricidad   #BuenasEnergías

Tipos de bombillas para tu hogar

08 MAYO 2023, SE LEE EN 5 MINUTOS

Los muebles, los textiles, los pequeños detalles decorativos… Gracias a ellos, creamos espacios más acogedores y sentimos que nuestra casa es única, pero las luces juegan un papel también esencial y si estas fallan, todo lo demás también. Por eso, invertir tiempo en encontrar las mejores bombillas para nuestro hogar es tan importante. Además, como el 9% de la energía se consume en iluminación, es recomendable buscar bombillas eficientes para ahorrar y hacer un buen uso de la energía. 

Si tienes que comprar un nuevo modelo o cambiar alguna que tengas en casa, tómatelo con calma. Primero, repasa con nosotros algunas claves sobre los distintos tipos de bombillas y seguro que luego ya no te parece misión imposible. 

¿Qué tipo de bombillas es más eficiente? 

Si el requisito principal que le pides a una bombilla es la eficiencia, las LED son las mejores y también cada vez más populares. De hecho, el mismo IDEA escribe en una de sus guías con recomendaciones para el ahorro energético: “sustituya las bombillas incandescentes y halógenas por tecnología LED”. 
Hemos hablado de ellas en muchos de nuestros artículos pero, por si acaso fuese la primera vez que lees nuestro blog, estas son las principales ventajas:

Las siglas de LED significan Light Emitting Diode (Diodo Emisor de Luz) y es que su funcionamiento se basa precisamente en un diodo, un componente electrónico que solo permite el paso de la corriente eléctrica en un único sentido.

¿Qué tipo de bombillas son las más utilizadas en el hogar? 

Estos son los principales tipos de bombillas que puedes comparar antes de escoger la más adecuada para ti:

Incandescentes

Son las más populares por su bajo coste y su facilidad de uso. Es posible que en algunos hogares todavía haya algunas, pero en la Unión Europea no se permite la fabricación de estas bombillas desde 2012, precisamente porque su eficiencia energética es baja.

  • Su vida útil no supera las 1.000 horas.

  • Solo el 5% de la energía que utilizan se utiliza directamente para iluminar. El 95% restante se transforma en calor. 

Halógenas

Con el mismo sistema que las incandescentes, tienen una mayor duración ya que en su interior encontramos un compuesto halógeno que mejora su eficiencia. 

  • Pueden durar un poco más, entre 2.000 y 3.000 horas.

  • Existen halógenas de bajo consumo que, ofreciendo la misma iluminación, alargan su vida útil hasta las 5.000 horas y ahorran hasta un 40% de consumo.

Su capacidad de iluminación es alta aunque su tamaño es pequeño y es una bombilla que resiste mejor el calor, en comparación con las incandescentes, porque se fabrica con cuarzo en lugar de cristal. 

Fluorescentes

Se incluyen en la categoría de lámparas de descarga. El funcionamiento es muy sencillo: en el tubo de vidrio hay una cantidad pequeña de gas que emite luz cuando se somete a una descarga eléctrica entre dos electrodos. 

Esto tiene algunas ventajas, como una eficacia luminosa mucho mayor que las de incandescencia. Además, en este proceso hay un menor calentamiento en la bombilla y la electricidad se destina, en su mayoría, a la obtención de la luz.

  • Consumen hasta un 80% menos de electricidad que las bombillas incandescentes y tienen una duración entre 8 y 10 veces superior, que oscila entre las 5.000 y 7.000 horas.

Conviene señalar que necesitan un equipo auxiliar para funcionar (aunque algunos ya vienen integrados con éste) que se compone de: 

  • Reactancias o balastos: son los elementos que proporcionan energía. Pueden ser de tecnología electrónica o electromagnética. El primer tipo supone un 25% de ahorro energético frente a la electromagnética y el arranque es más rápido, evitando el molesto parpadeo al encender el fluorescente. 

  • Arrancador: el responsable de aumentar la tensión inicial necesaria en el encendido.

  • Condensador: corrige el factor de potencia, que es muy bajo en las lámparas fluorescentes.

Lámparas de bajo consumo (LBC)

Al principio, eran pequeños tubos fluorescentes que, con el paso del tiempo, se han ido adaptando progresivamente al tamaño, las formas y los soportes de las bombillas que habitualmente usamos. También se las conoce como lámparas “compactas”.

Son más caras que las bombillas convencionales pero esto no ha sido un impedimento para ganar popularidad. La clave: el ahorro en electricidad.

  • Duran entre 8.000 y 10.000 horas, es decir, 8 veces más que las bombillas convencionales.

  • Solo consumen 20%-25% de la electricidad que necesitan las incandescentes. 

Eso sí, en aquellas estancias donde los encendidos y apagados son frecuentes, es mejor evitarlas ya que su vida útil se reduce de manera considerable con el número de encendidos. 

¿Qué ilumina mejor, la luz cálida o fría? 

No es que haya un tipo de luz que ilumine mejor sino que depende del objetivo que tengamos en cada estancia. Si algo debemos tener presente desde el primer momento en el que exploramos los diferentes tipos de lámparas es que cada zona necesita una iluminación acorde a las actividades que vamos a hacer en ella.

Para distinguir los tipos de luz, nos basamos en los grados Kelvin, una unidad que mide la temperatura de la bombilla. Cuanto mayor es la cifra de grados Kelvin, más fría será la luz, y cuanto menos grados Kelvin, más cálida. Además, también existe la luz neutra, que se da entre los 3.800 K y 4.500 K.
Sin embargo, también puedes detectar estos tipos de luz visualmente. Una luz cálida desprende una tonalidad parecida al color ámbar y una luz fría tiene un tono más azulado e intenso. La luz neutra es muy parecida a la iluminación natural y puede encajar en todo tipo de estancias. 
Para verlo de una forma más práctica, pongamos que entramos en una casa. ¿Qué tipo de bombillas encontraríamos en cada habitación? 

  • En el dormitorio: intenta evitar las luces muy potentes. Apuesta por LEDS cálidos de unos 2.700 K. Las luces que sean muy frías nos activan y es justo lo que no queremos si vamos a descansar. 

  • El salón: requiere una planificación mayor, ya que integra diversas áreas. Por ejemplo, en zonas de conversación o rinconeras, puedes poner lámparas fluorescentes compactas (de 11W a 20W) o de LED (de 7W). Si tienes una mesa de comedor, la mejor iluminación es una lámpara de techo que se encuentre a 55cm o 60cm sobre la superficie de la mesa para evitar deslumbramientos. Y si también cuentas con zona de lectura, necesitarás una luz más intensa, que puedes conseguir gracias a una lámpara de pie.

  • En la cocina: combina una luz cenital fría, sobre todo en el espacio de trabajo donde vas a picar o cocinar alimentos, con LEDS empotrados en el techo o bajo los armarios para tener más luz en la encimera. 

  • En el baño: te recomendamos la iluminación general con tubos fluorescentes o lámparas de bajo consumo. En el espejo, mejor halógenos de bajo consumo por la intensidad de la luz que proporcionan. Otra opción son los tubos fluorescentes colocados en la parte superior del espejo. 

  • En el despacho: la iluminación se puede conseguir con lámparas fluorescentes compactas de 11W a 20W. Para el área cercana a la pantalla de ordenador, un fluorescente debajo de una estantería o una lámpara de baja potencia en la mesa de trabajo son dos opciones.

¿Cómo elegir las lámparas de mi casa?

Una vez ya conoces los distintos tipos de lámparas, deberías estudiar cada habitación y analizar la actividad que vas a realizar en ella. Para el interior, la iluminación debe ser, ante todo, funcional, porque nos permitirá tener la luz necesaria para llevar a cabo nuestras rutinas. 

El último paso para elegir entre los distintos tipos de lámparas está en tus manos o, mejor dicho, en tus gustos y preferencias. ¿Qué tipo de estilo buscas? ¿Qué materiales son tus favoritos? ¿Prefieres lámparas con mucha presencia o un estilo más minimalista? 
Antes de que empieces a hacerte estas preguntas, te damos unos últimos consejos sobre este tema:

 

 Siempre que sea posible, aprovecha la iluminación natural. 

Utiliza colores claros en las paredes y techos: potencian la iluminación natural.

Intenta mantener limpias las lámparas y las pantallas: 
aumenta la luminosidad sin subir la potencia.

Adapta la iluminación a tus necesidades.

 Prioriza la iluminación localizada: 
te ayuda a ahorrar y a crear espacios más confortables.

En las estancias donde necesites luz durante muchas horas, 
elige tubos fluorescentes.

En vestíbulos, garajes, o zonas de paso, coloca detectores de presencia: las luces se encenderán y apagarán automáticamente.

La luz siempre da  #BuenasEnergías

Hace tiempo que a las lámparas les pedimos mucho más que funcionalidad. Si te sumerges en este mundo, descubrirás diseños increíbles para sumar estilo a cada estancia de tu casa, además de conseguir esa riqueza lumínica que tanto nos reconforta.

Recuerda que en nuestra página web, puedes utilizar el simulador de ahorro, una herramienta para descubrir el ahorro energético, económico y de CO2 que cada modelo de bombilla tiene. Así sabrás si necesitas cambiarlas para que se note en tu factura de luz.

¿Qué tipo de lámparas has escogido para tu hogar? ¿Crees que deberías cambiar alguna después de leer este artículo? ¡Te leemos!

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