La eficiencia energética se ha convertido en uno de los grandes objetivos en materia de sostenibilidad para muchas personas. Esto, sumado al incremento de precios de la luz en 2025, hace que buscar la eficiencia sea una prioridad en muchos hogares. Ahora bien, ¿cómo se logra? El primer paso es clave: identifica los tipos de bombillas más eficientes y adecuados para cada una de las estancias de tu vivienda.
Si tienes que comprar un nuevo modelo de bombilla o cambiar alguna que tengas en casa, es tu oportunidad para optimizar el ahorro de energía. Como te decíamos, el precio de la luz ha subido alrededor de un 12% en lo que va de año, y lo cierto es que no hay previsiones de que vaya a bajar.
Por eso, te va a interesar saber cómo optimizar al máximo la iluminación en tu vivienda y, con ello, ahorrar en la factura de la luz.
¿Qué tipo de bombillas es más eficiente?
Si el requisito principal que le pides a una bombilla es la eficiencia, las LED son las mejores y también cada vez más populares. De hecho, el mismo IDAE escribe en una de sus guías con recomendaciones para el ahorro energético: “sustituya las bombillas incandescentes y halógenas por tecnología LED”.
Las siglas de LED significan Light Emitting Diode (Diodo Emisor de Luz) y es que su funcionamiento se basa precisamente en un diodo, un componente electrónico que solo permite el paso de la corriente eléctrica en un único sentido.
La clave de las bombillas LED radica en que su consumo energético es de hasta un 80% inferior al de las halógenas. Y no solo se trata de que su capacidad lumínica sea mayor, sino que su vida útil suele ser más larga. Esta combinación de factores las convierte en las bombillas más eficientes que hay en el mercado hasta el momento.
¿Qué tipo de bombillas son las más utilizadas en el hogar?
Estos son los principales tipos de bombillas que puedes comparar antes de escoger la más adecuada para ti:
Incandescentes
Son las más populares por su bajo coste y su facilidad de uso. Es posible que en algunos hogares todavía haya algunas, pero en la Unión Europea no se permite la fabricación de estas bombillas desde 2012, precisamente porque su eficiencia energética es baja.
- Su vida útil no supera las 1.000 horas.
- Solo el 5% de la energía que utilizan se utiliza directamente para iluminar. El 95% restante se transforma en calor.
Halógenas
Con el mismo sistema que las incandescentes, tienen una mayor duración, ya que en su interior encontramos un compuesto halógeno que mejora su eficiencia.
- Pueden durar un poco más, entre 2.000 y 3.000 horas.
- Existen halógenas de bajo consumo que, ofreciendo la misma iluminación, alargan su vida útil hasta las 5.000 horas y ahorran hasta un 40% de consumo.
Su capacidad de iluminación es alta aunque su tamaño es pequeño y es una bombilla que resiste mejor el calor, en comparación con las incandescentes, porque se fabrica con cuarzo en lugar de cristal.
Fluorescentes
Se incluyen en la categoría de lámparas de descarga. El funcionamiento es muy sencillo: en el tubo de vidrio hay una cantidad pequeña de gas que emite luz cuando se somete a una descarga eléctrica entre dos electrodos.
Esto tiene algunas ventajas, como una eficacia luminosa mucho mayor que las de incandescencia. Además, en este proceso hay un menor calentamiento en la bombilla y la electricidad se destina, en su mayoría, a la obtención de la luz.
- Consumen hasta un 80% menos de electricidad que las bombillas incandescentes y tienen una duración entre 8 y 10 veces superior, que oscila entre las 5.000 y 7.000 horas.
Conviene señalar que necesitan un equipo auxiliar para funcionar (aunque algunos ya vienen integrados con este) que se compone de:
- Reactancias o balastos: son los elementos que proporcionan energía. Pueden ser de tecnología electrónica o electromagnética. El primer tipo supone un 25% de ahorro energético frente a la electromagnética y el arranque es más rápido, evitando el molesto parpadeo al encender el fluorescente.
- Arrancador: el responsable de aumentar la tensión inicial necesaria en el encendido.
- Condensador: corrige el factor de potencia, que es muy bajo en las lámparas fluorescentes.
Lámparas de bajo consumo (LBC)
Al principio, eran pequeños tubos fluorescentes que, con el paso del tiempo, se han ido adaptando progresivamente al tamaño, las formas y los soportes de las bombillas que habitualmente usamos. También se las conoce como lámparas “compactas”.
Son más caras que las bombillas convencionales, pero esto no ha sido un impedimento para ganar popularidad. La clave: el ahorro en electricidad.
- Duran entre 8.000 y 10.000 horas, es decir, 8 veces más que las bombillas convencionales.
- Solo consumen 20%-25% de la electricidad que necesitan las incandescentes.
Eso sí, en aquellas estancias donde los encendidos y apagados son frecuentes, es mejor evitarlas, ya que su vida útil se reduce de manera considerable con el número de encendidos.
LED
Las bombillas LED son, junto con las de bajo consumo, las más eficientes. La principal diferencia frente a estas es que el consumo de las bombillas LED es ligeramente menor, y que no contienen ningún tipo de gas.
- Para que te hagas una idea, las bombillas LED consumen un 80% menos y apenas generan calor, mientras que las bombillas de bajo consumo se quedan en un 70% aproximadamente.
- Además, la durabilidad de las bombillas LED suele ser más alta. En algunos casos y con un uso optimizado, la vida útil de estos tipos de bombillas puede llegar a ser de hasta 50.000 horas.
El único aspecto que debes tener en cuenta es que, por lo general, el precio de las bombillas LED suele ser más elevado que el de las de bajo consumo, pero en términos de eficiencia a largo plazo, son las mejores.
¿Qué ilumina mejor, la luz cálida o fría?
No es que haya un tipo de luz que ilumine mejor, sino que depende del objetivo que tengamos en cada estancia. Es decir, cada zona necesita una iluminación acorde a las actividades que vamos a hacer en ella.
Para distinguir los tipos de luz, nos basamos en los grados Kelvin, una unidad que mide la temperatura de la bombilla. Cuanto mayor es la cifra de grados Kelvin, más fría será la luz, y cuanto menos grados Kelvin, más cálida. Además, también existe la luz neutra, que se da entre los 3.800 K y 4.500 K.
Sin embargo, también puedes detectar estos tipos de luz visualmente. Una luz cálida desprende una tonalidad parecida al color ámbar y una luz fría tiene un tono más azulado e intenso. La luz neutra es muy parecida a la iluminación natural y puede encajar en todo tipo de estancias.
Para verlo de una forma más práctica, pongamos que entramos en una casa. ¿Qué tipos de bombillas encontraríamos en cada habitación?
- En el dormitorio: intenta evitar las luces muy potentes. Apuesta por LEDS cálidos de unos 2.700 K. Las luces que sean muy frías nos activan y es justo lo que no queremos si vamos a descansar.
- El salón: requiere una planificación mayor, ya que integra diversas áreas. Por ejemplo, en zonas de conversación o rinconeras, puedes poner lámparas fluorescentes compactas (de 11 W a 20 W) o de LED (de 7 W). Si tienes una mesa de comedor, la mejor iluminación es una lámpara de techo que se encuentre a 55 cm o 60 cm sobre la superficie de la mesa para evitar deslumbramientos. Y si también cuentas con zona de lectura, necesitarás una luz más intensa, que puedes conseguir gracias a una lámpara de pie.
- En la cocina: combina una luz cenital fría, sobre todo en el espacio de trabajo donde vas a picar o cocinar alimentos, con LEDS empotrados en el techo o bajo los armarios para tener más luz en la encimera.
- En el baño: te recomendamos la iluminación general con tubos fluorescentes o lámparas de bajo consumo. En el espejo, mejor halógenos de bajo consumo por la intensidad de la luz que proporcionan. Otra opción son los tubos fluorescentes colocados en la parte superior del espejo.
- En el despacho: la iluminación se puede conseguir con lámparas fluorescentes compactas de 11 W a 20 W. Para el área cercana a la pantalla de ordenador, un fluorescente debajo de una estantería o una lámpara de baja potencia en la mesa de trabajo son dos opciones.
¿Cómo elegir las lámparas de mi casa?
Ahora que ya conoces los distintos tipos de luz, piensa qué sueles hacer en cada habitación y elige el tipo de luz más indicada en cada caso. Para el interior, la iluminación debe ser, ante todo, funcional, porque nos permitirá tener la luz necesaria para llevar a cabo nuestras rutinas.
El último paso para elegir entre los distintos tipos de lámparas está en tus manos o, mejor dicho, en tus gustos y preferencias. ¿Qué tipo de estilo buscas? ¿Qué materiales son tus favoritos? ¿Prefieres lámparas con mucha presencia o un estilo más minimalista?
Antes de que empieces a hacerte estas preguntas, te damos unos últimos consejos sobre este tema:
- Siempre que sea posible, aprovecha la iluminación natural.
- Utiliza colores claros en las paredes y techos: potencian la iluminación natural.
- Intenta mantener limpias las lámparas y las pantallas: aumenta la luminosidad sin subir la potencia.
- Adapta la iluminación a tus necesidades.
- Prioriza la iluminación localizada: te ayuda a ahorrar y a crear espacios más confortables.
- En las estancias donde necesites luz durante muchas horas, elige tubos fluorescentes.
- En vestíbulos, garajes, o zonas de paso, coloca detectores de presencia: las luces se encenderán y apagarán automáticamente.
La luz siempre da #BuenasEnergías
Hace tiempo que a las lámparas les pedimos mucho más que funcionalidad. Si te sumerges en este mundo, descubrirás diseños increíbles para sumar estilo a cada estancia de tu casa, además de conseguir esa riqueza lumínica que tanto nos reconforta.
Recuerda que en nuestra página web, puedes descargar nuestra Guía de Ahorro, una herramienta con consejos prácticos para ahorrar energía según el electrodoméstico.
¿Qué tipos de bombillas has escogido para tu hogar? ¿Crees que deberías cambiar alguna después de leer este artículo? ¡Te leemos!