Existen distintos tipos de radiadores dependiendo de la fuente de calor. ¿Sabes cuántas alternativas de funcionamiento existen y cómo aprovecharlas mejor? No te preocupes, aquí te lo contamos.
¿Cómo elegir el mejor radiador según su fuente de calor?
¿Quieres comprar un radiador, pero no quieres que la factura de la luz se dispare cada mes? ¿Piensas en una alternativa que te ayude a mantener el medio ambiente consumiendo menos energía? ¿O, simplemente, buscas una opción barata? Hay numerosas posibilidades dependiendo de la fuente de calor que se use. Y, dentro de cada tipología, también hay variantes que tienes que conocer por fabricación, calor, consumo, coste o mantenimiento. Vamos a ver las más importantes para que valores cuál consume menos o se adapta mejor a ti:
TIPO DE RADIADOR | NIVEL CALORÍFICO | CONSUMO | COSTE | MANTENIMIENTO |
agua | alto | medio-bajo | bajo | medio-bajo |
eléctrico | medio | medio | bajo | bajo |
bajo consumo | variable | bajo | medio-alto | medio |
aceite | medio | medio-alto | medio | bajo |
Radiadores de agua: funcionamiento y ventajas
El radiador de agua es un aparato que funciona mediante gasoil, gas natural o gases de origen renovable como el biometano. Lo habitual es que exista una instalación que, cuando se enciende, se traslade a los distintos puntos conectados.
La principal ventaja de un radiador de agua es que la distribución del calor es uniforme en todo el inmueble si los radiadores están bien colocados. El grado de eficiencia también es alto porque se aprovecha mejor la calefacción, sobre todo en las calderas de condensación. Tradicionalmente, se utilizan en viviendas unifamiliares, apartamentos, pisos o locales donde haya un acuerdo previo para la instalación.
Eso sí, la instalación inicial tiene un coste y también corresponde hacer labores de mantenimiento.. Por eso, recomendamos consultar previamente al instalador si ese es el radiador que mejor se ajusta a lo que necesitas.
Radiadores eléctricos: ¿Son eficientes?
Un radiador eléctrico funciona mediante una toma directa con la instalación eléctrica de la vivienda o tu local. En esta tipología se incluyen también los radiadores de aceite. Tienen como ventajas, por lo general, su simplicidad, porque no necesitarás una gran inversión inicial. Ahora bien, la capacidad calorífica de estos radiadores variará dependiendo de la fuente de generación de electricidad porque, si bien generan calor rápidamente, lo pierden en poco tiempo.
Eso sí, existen variantes en estos radiadores para elegir. Por ejemplo, hay cuatros tipos de radiador eléctrico: de convección, de panel radiante, de resistencias y de inercia térmica. Y hay diferencias dependiendo de cada caso:
- Radiadores de convección: los radiadores por convección, por su funcionamiento, permiten calentar el aire muy rápido, aunque pierden la temperatura con gran facilidad. Eso sí, al ser una tipología muy habitual, tienen un coste más económico que en otros casos.
- Radiadores de panel radiante: los radiadores de panel radiante infrarrojos funcionan por radiación, y son idóneos para espacios pequeños exteriores. Esto es útil porque sirve para retener el calor durante más tiempo que otras tipologías.
- Radiadores de resistencias: los radiadores de resistencias funcionan con termoventiladores y convectores. Gracias a eso, pueden calentar muy rápido el aire pero, a diferencia de otros, consumen más electricidad que la media. Además, en algunos casos las reparaciones son más costosas.
- Radiadores de inercia térmica: esta tipología tiene la ventaja de que retiene el calor durante más tiempo que otros. Por esa razón, es idóneo si quieres más eficiencia. No obstante, en comparación con otros radiadores eléctricos, el coste es mayor.
Por lo tanto, aunque existen numerosos tipos de radiadores eléctricos, hay matices en el consumo y en la energía calorífica. No está de más valorarlo antes de comprar uno.
Radiadores de bajo consumo: ¿Realmente reducen la factura?
Asimismo, la eficiencia también cambia según el material de fabricación, pero existen radiadores de bajo consumo. En este caso, los materiales ya están concebidos para que se compense esta pérdida tan rápida del calor. Pueden ser algo más costosos que un radiador eléctrico estándar, pero valdría la pena. Para comprobar si te interesa o no la instalación de un radiador de bajo consumo, tienes que valorar los siguientes puntos. Son estos:
- Coste: un radiador de bajo consumo tiene, de media, un coste mayor que el resto de los radiadores eléctricos, sí, pero este puede variar en función del modelo. Por lo tanto, debes hacer una comparativa para decidir si te compensa o no. Al final, en el corto plazo, esta alternativa es más cara que otras del mercado.
- Potencia: la potencia de los radiadores de bajo consumo también es variable, dependiendo de la instalación y de las capacidades. También aquí tienes que hacer una comparativa en relación al espacio que quieres calentar. En espacios pequeños, un radiador que consuma poco te interesará más que en los espacios grandes.
- Dificultad para la instalación: la dificultad de instalación en cada radiador es otro de los puntos a valorar. Cuanto más fácil sea instalarlo, menos costes asociados y mejor a largo plazo. Recordemos que la mayoría de las veces el instalador asume este coste, pero quizás tengas que hacer algunos cambios en el domicilio.
- Capacidad de programación: la mayoría de los radiadores actuales se pueden programar. Ahora bien, cuanto más precisa sea esta posibilidad, mayor será el ahorro para ti, porque ajustarás a la temperatura que quieras. Gracias a la domótica y a los sistemas smart, este consumo se puede optimizar.
De todas maneras, y si quieres utilizar los radiadores durante un periodo de tiempo prolongado, pueden interesar. Tendrás las comodidades de los radiadores eléctricos, pero minimizando sus inconvenientes.
Radiadores de aceite: confort y calor duradero
El radiador de aceite funciona mediante un flujo dentro de cada aparato que se calienta paulatinamente. Algunos aparatos se pueden mover de estancia fácilmente porque incluyen ruedas. En cualquier caso, esta es una opción de radiador que aporta numerosas ventajas:
Por su naturaleza, un radiador de aceite tiene la ventaja de que el calor se retiene durante más tiempo, si lo comparamos con otras opciones, lo que aporta comodidad a la estancia. Además, ese calor se mantiene de forma uniforme, a diferencia de lo que pasa con otros radiadores eléctricos. Asimismo, hay que señalar que reducen el impacto en emisiones contaminantes porque se modera el consumo y tienen un mantenimiento reducido. Y finalmente, no podemos dejar de lado su durabilidad, mucho mayor que en otro tipo de aparatos.
El principal inconveniente de estos radiadores es que son más costosos al principio. Además, el consumo energético es algo más alto que en otros casos, aunque compense por la retención del calor. Estamos, pues, ante un tipo de aparato que es una inversión a largo plazo y que solo interesa si tienes expectativas de estar muchos años en el domicilio o local (o tenerlo en propiedad).
Ahorra en tu factura de la luz
Conocer los tipos de radiadores y compararlos con tu vivienda te ayudará a gastar menos en tu factura de la luz o del gas. Pero, si quieres una buena ayuda tarifaria, habla con nosotros. En Naturgy te ayudaremos a unirte a las #BuenasEnergías porque tenemos ofertas tarifarias adaptadas a lo que necesitas. ¡Protégete frente a las subidas de precios con nuestros planes de tarifa fija o por discriminación horaria!