La eficacia luminosa
Iluminación 21 diciembre, 2018
A la hora de caracterizar los diferentes sistemas de iluminación, ya sean usados para alumbrado interior o exterior, es importante contar con parámetros que permitan comparar tecnologías y cuantificar, de forma sencilla y clara, su eficiencia energética.
Existen múltiples términos que se confunden de forma habitual, por lo que es importante conocer cada uno de ellos y cómo afectan a la energía consumida por el sistema de iluminación.
Qué es la eficacia luminosa
Para una fuente de luz (lámpara), definimos la eficacia luminosa como la relación entre el flujo luminoso y la potencia eléctrica requerida para generarla. Por lo tanto, este parámetro nos permite calcular cómo de eficiente es una lámpara transformado electricidad en energía útil para iluminar.
La unidad utilizada para medir el flujo luminoso es el lumen (lm), y como la potencia eléctrica se mide en Watios (W), podemos concluir que la eficacia luminosa se mide en lumenes/W. A medida que aumente la eficacia luminosa, se requerirá menor cantidad de energía para producir la misma cantidad de luz y por lo tanto su consumo energético será menor.
A menudo es posible trabajar con otras unidades de medida diferentes y expresar este cociente sin unidades, de forma porcentual. En este caso, hablamos de eficiencia luminosa, y se mide en %.
Eficacia luminosa de diferentes tecnologías
A la hora de elegir un sistema de iluminación para nuestra instalación, será clave usar tecnologías que presenten la mejor eficacia luminosa.
A pesar de ello es imprescindible considerar otros parámetros, tales como la temperatura de color o el índice de reproducción cromática (IRC), que indica cómo de fielmente son reproducidos los colores reales.
La eficacia luminosa de algunas tecnologías utilizadas comúnmente se presenta a continuación:
- Sodio Alta Presión: 80 a 150 lm/W
- Sodio Baja Presión: 100 a 200 lm/W
- Lámpara incandescente: 10 a 15 lm/W
- Lámpara halógena: 15 a 25 lm/W
- Lámpara LED: 15 a 130 lm/W
- Mercurio Alta Presión: 35 a 60 lm/W
- Lámpara fluorescente compacta: 50 a 90 lm/W
- Lámpara fluorescente: 60 a 95 lm/W
- Halogenuros metálicos: 65 a 120 lm/W
Cabe destacar que algunas tecnologías, como el vapor de Sodio de Baja Presión, presenta una elevada eficacia luminosa, pero su uso es muy limitado al tener una reproducción cromática muy mala: su luz es anaranjada, por lo que los colores no son reproducidos de forma natural y su uso genera disconfort y puede ser incluso peligroso en algunos ámbitos. Estas lámparas, por ejemplo, se han utilizado de forma tradicional en túneles de carreteras, característicos habitualmente por ese color anaranjado de la luz.
La tecnología LED, además de tener un valor muy elevado de eficacia luminosa, presenta una elevada vida útil, un muy buen índice de reproducción cromática y temperaturas de color adaptables a cualquier uso, lo que hace que sea la tecnología que aventaja a todas las demás. Su uso permite ahorrar energía y dinero manteniendo un elevado nivel de calidad lumínica y disminuyendo drásticamente la necesidad de renovación de lámparas, por su elevada vida útil, lo que disminuye la inversión las propias lámparas y también el coste debido a las operaciones de mantenimiento asociadas.