Muchas personas usan el tiempo para contar las distancias que recorren diariamente. Por ejemplo, de casa al trabajo, 35 minutos. Del trabajo al gimnasio, 25 minutos. Del gimnasio al restaurante donde van a cenar con unos amigos, 30 minutos.
Las ciudades son cada vez mayores y los desplazamientos se van alargando, así que es inevitable preguntarse si habría otra forma de aprovechar mejor los minutos que destinamos a cada trayecto.
La respuesta podría estar en el cronourbanismo, un nuevo modelo de ciudad en el que todo lo que necesitamos para vivir está lo más cerca posible de nosotros. Tan cerca como para que estas ciudades reciban el nombre de ciudades de los 15 minutos. ¿Nos acompañas y hablamos de este revolucionario modelo con algunos ejemplos?
¿Qué es la ciudad de los 15 minutos?
En muchas ciudades, las zonas de negocios, las residenciales, las comerciales o las de ocio están separadas por largas distancias y lo único que comparten es un núcleo urbano. A veces, es difícil movernos de una zona a otra a pie, sobre todo cuando no tenemos tiempo suficiente. Para evitar esto y facilitar las comunicaciones, el cronourbanismo tiene como objetivo descentralizar las ciudades.Con este modelo, dejaría de existir un solo centro urbano para dar paso a pequeños núcleos donde cada barrio tiene los servicios que sus habitantes necesitan en el día a día. Se trata de concebir una nueva vida urbana donde el tiempo no es un enemigo ni las prisas unas compañeras de viajes. Una ciudad policéntrica donde las personas se desplazan con todas las facilidades posibles y pueden escoger entre hacer el trayecto a pie, en bicicleta o en transporte público.
¿Quién inventó la ciudad de los 15 minutos?
La primera vez que escuchamos esta expresión fue a través de Anna Hidalgo, la alcaldesa de París, cuando hizo público su plan para convertir la ciudad francesa en “La Ville Du Quart d'Heure” (que traducido significa la ciudad de los 15 minutos).
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Mejorar la habitabilidad de los barrios para que tengan más zonas verdes y menos tráfico.
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Promover actividades en comunidad y al aire libre, aprovechando que los espacios se vuelven más amigables.
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Según el estudio de Transport for London, el cronourbanismo impulsa la economía local y favorece el pequeño negocio: el hecho de que las personas caminen más o se desplacen en bicicleta aumenta las posibilidades de consumo en tiendas de proximidad hasta un 40 % respecto a cuando se desplazan en coche.
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Es positivo para la salud de los ciudadanos porque, al caminar más, reducen el sedentarismo y aumentan la actividad física diaria.
Es una realidad que el mundo cada vez está más urbanizado: la mitad de la humanidad, 3500 millones de personas, vive en las ciudades y para el 2030 se prevé que esta cifra aumentará a 5000 millones.
Cuando lleguemos a esa fecha, deberíamos poder explicar cómo hemos transformado las áreas metropolitanas en espacios sin contaminación, donde se controla el crecimiento y se aseguran infraestructuras y servicios adecuados para todos. Si lo conseguimos, habremos alcanzado el objetivo número 11 que la ONU incluye en su Agenda 2030.
¿Por qué se parece la ciudad de los 15 minutos a la de nuestros abuelos?
Curiosamente, el origen del cronourbanismo se inspirara en una idea que surgió mucho antes, en 1920, de la mano de Clarence Perry. Lo que el urbanista estadounidense propuso fue crear pequeñas unidades de barrio o comunidades delimitadas por caminos que se destinaban al tránsito de vehículos.
Lo que fue revolucionario por aquel entonces es que las calles interiores quedaban totalmente despejadas para que los peatones pudieran desplazarse. Esos núcleos también quedaban reservados para escuelas, parques, comercios y edificios residenciales, de manera que todo estaba comunicado y conectado. Por eso, se suele decir que la ciudad de los 15 minutos recuerda a la de nuestros abuelos.
¿Dónde hay ciudades de 15 minutos?
Hay otros ejemplos que, inspirándose en el cronourbanismo, han ido más allá con ideas propias
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Suecia, con el proyecto de Street Moves o Ciudad de un minuto, propone a los vecinos que decidan qué hacer en los espacios de sus calles mediante consultas y talleres comunitarios. De esta forma, ellos son los creadores de espacios que luego compartirán mientras llevan a cabo sus propias actividades. Además, otra premisa es que los ciudadanos deberían tener jardines urbanos o parques a menos de un minuto. Suecia quiere implementar este modelo en todas sus ciudades para 2030.
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Y para esa misma fecha pero en Portland, Oregón, están trabajando para que el 90% de los habitantes de la ciudad puedan caminar o pedalear para hacer sus necesidades diarias (excepto las vinculadas con el trabajo). El objetivo de este plan es crear barrios más inclusivos y comunitarios, con más transporte público y espacio para peatones.
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Las supermanzanas de Barcelona, uno de los ejemplos más próximos a nosotros, son conocidas por todo el mundo. La idea de transformar la ciudad tiene como objetivo recuperar el protagonismo de la ciudadanía y construir espacios públicos saludables, más verdes, justos y seguros. Primero se hicieron realidad en barrios como en el Poblenou o Sant Antoni pero ahora, las Supermanzanas han evolucionado llegando a zonas como el Eixample. Los vehículos desaparecerán de algunas de las calles de esta zona para dar paso a los ejes verdes (se plantarán 438 árboles nuevos) y las plazas de más de 2.000 m2.
¿Te gustaría vivir en una ciudad de 15 minutos?
¿Habías escuchado hablar de esta idea urbanística? ¿Qué otras ventajas crees que tiene el cronourbanismo? Si siempre estás pendiente del reloj y gestionando los tiempos para llegar puntual a los lugares, seguro que esta alternativa te parece una idea de #BuenasEnergías.
Construir urbes más sostenibles y más humanas es fundamental para frenar el cambio climático y también para nuestro bienestar. Si un día tiene 24 horas, imagina todo lo que podemos hacer en una ciudad de 15 minutos.