Pero, ¿qué están haciendo? La respuesta la tienen Copenhague, Ámsterdam y Oslo, las tres protagonistas de 2020 en cuanto a movilidad sostenible.
Copenhague, el CO2 en el punto de mira
La capital de Dinamarca se ha propuesto ser una ciudad con cero emisiones contaminantes de CO₂ en 2025. Para ello, ya está trabajando en nuevas medidas de ahorro energético, transición a energías renovables y movilidad verde.
Más allá de los carriles bici y el fomento de las zonas para ciclistas, la inteligencia artificial es la gran apuesta de Copenhague para fomentar la movilidad activa y el transporte público. Los semáforos de la ciudad, por ejemplo, son capaces de detectar el tipo de vehículo y, así, dar prioridad a las bicicletas o buses.
Ámsterdam, movilidad activa y adaptada
Alrededor del 60% de los desplazamientos en Ámsterdam se realizan en bicicleta, dato que pone sobre la mesa las intenciones de la capital holandesa en cuanto a movilidad. Pero, ¿por qué otras ciudades no consiguen el mismo éxito?
La movilidad sostenible de Ámsterdam está completamente adaptada al transporte urbano: cada tipo de transporte cuenta con su propia infraestructura, haciendo especial hincapié en los desplazamientos en bicicleta. Esto hace que el crecimiento de Ámsterdam pase por el desarrollo de la movilidad sostenible, y viceversa.
Oslo, la ciudad más eléctrica del mundo
Por el contrario, la capital noruega apuesta por la movilidad eléctrica. En cuestión de un año, se ha convertido en la ciudad con más coches eléctricos per cápita en el mundo y, como consecuencia, con el aire más limpio. La clave está en la inversión en tecnología e infraestructuras, y el resultado son más de 10.000 puntos públicos de recarga eléctrica.
Como ves, lograr una movilidad sostenible es un trabajo de cooperación y compromiso donde la ciudadanía, las empresas y las instituciones públicas estén implicadas por igual, ¡hay mucho en nuestras manos! Y tú, ¿cómo crees que puede mejorar tu ciudad en cuanto a movilidad sostenible?.