Hay otro tema que también ha cobrado importancia estas semanas: el confort en nuestro hogar. O, en otras palabras: sentirnos realmente a gusto y tenerlo todo bajo control.
Pero hay muchos otros elementos que garantizan las condiciones mínimas de habitabilidad: las averías, las lavadoras, los lavavajillas que nos aseguran la limpieza y desinfección, los frigoríficos y, por supuesto, la instalación eléctrica que los alimenta.
Yo trabajo con héroes
Por eso, hoy quiero hacer mi particular homenaje al Técnico de mantenimiento de las instalaciones del Hogar. Ese profesional que, hasta la llegada de la COVID-19, hacía su trabajo discretamente, consciente de que con su trabajo cuidaba de las personas y que, con las instalaciones que mantenía y reparaba, vivían mucho mejor. Para mí, es mucho más. Es un héroe.
Cuando llegó el estado de alarma, muchos nos fuimos a trabajar a casa y aunque todos tuvimos que gestionar tensión, nervios, miedos e incertidumbres, fue el equipo de técnicos dedicados a la atención domiciliaria, los que superaron los retos más difíciles con coraje, planificación y equipamiento adecuado.
Los mismos miedos y nervios también los ha superado cada persona que sufría una avería en su casa.
Precisamente, los técnicos son los únicos que tienen permiso para entrar en las casas, pero no porque lo diga la ley, sino por la confianza concedida por los clientes y ganada desde el momento del primer contacto telefónico. Os voy a contar cómo funciona todo el proceso.
Suena el teléfono y...
Primero, se intenta solucionar el problema sin tener que acceder al domicilio, lo que se valora mucho por los clientes.
Si esto no es posible, desde el teléfono se identifica al técnico que acudirá a la casa y se explica claramente las medidas de seguridad que se establecerán en el domicilio, para evitar la propagación del virus.
El técnico se presenta a la persona que le espera en la casa, a dos metros de la puerta y con la cara descubierta. Explica brevemente, pero con calma, el procedimiento que va a desarrollar y antes de entrar en el domicilio, se coloca los EPIS (Mascarilla, gafas, pantalla facial, guantes y calzas) y se desinfecta las manos con gel hidroalcohólico.
Acto seguido, realiza las reparaciones para las que está perfectamente entrenado y cualificado, pero siendo consciente de los nuevos requerimientos de limpieza y limitación de contacto. Por lo tanto, evita tocar nada que no sea totalmente indispensable para la intervención.
Al final, toda la información intercambiada con el cliente es digital, para que no haya ningún tipo de contacto.
“Me dirijo a usted para expresarle el máximo agradecimiento que siento en este momento. Llamé por una avería en mi caldera que nos dejó sin agua caliente y sin calefacción. Consciente de la dificultad que tienen ustedes en este momento para atendernos en nuestro domicilio y sabiendo que nadie quiere estar en contacto con otras personas, estaba muy asustada pensando que no podríamos resolver nuestro problema, que nadie querría ayudarnos.... me equivoqué. Acudieron a mi casa dos técnicos, Manuel López y Nacho García, que, desde el primer momento, solo con su forma de hablar consiguieron darme calma y confianza. Estoy segura de que ahora, cada vez que nos duchemos y cada minuto de calor que sintamos se lo agradeceremos a ellos.”
Con estas palabras de una de nuestras clientas me quedo, que son las que nos dan fuerza para seguir adelante. Que alegría haber escogido una profesión para cuidar de las personas y saber que existen los héroes.
Por cierto, ¿conoces alguno? Preséntanoslo en los comentarios.